lunes, 15 de mayo de 2017

Especulando sobre los posibles Mundos Océano de TRAPPIST-1.

Los Mundos Océano, planetas enteramente cubiertos por mares, probablemente definen ecosistemas distintos de los de las lunas pequeñas con mares subglaciales (Europa o Encélado).

Representación artística de un Planeta Océano (Fuente: Wikipedia)


Si estos últimos pueden desarrollar nichos ecológicos en el fondo de sus océanos (fumarolas blancas o negras), donde probablemente hay rocas y fuentes de energía, en el fondo de los Mundos Océano posiblemente hay hielos como el hielo VI y similares (algo parecido a lo que quizá ocurre en Ganímedes) o, si la presión y la temperatura son muy elevadas, fases del agua supercríticas, altamente exóticas.

Pero los planetas océano de TRAPPIST-1 puedan albergar ecosistemas como el de las vastas extensiones oceánicas de la Tierra, en cuyas capas oceánicas más superficiales (a salvo de los rayos UV) medran pequeños organismos fotosintéticos (fitoplancton), que son la base de una cadena trófica muy rica, sirviendo de alimento a muchos otros seres vivos. Las ballenas son la manifestación más espectacular de este ecosistema.

La manchas en el mar cerca de la costa argentina están causadas por fitoplancton (Fuente: NASA)

Quién sabe. Quizá los animales marinos enormes, devoradores de algo similar al krill, sean los organismos complejos más abundantes de los Mundos Océano y, pensando que puedan ser un tipo de planeta muy habitual, los más abundantes de la Galaxia.

Vuelve otra vez a mi mente el “Mare Infinitus” de Endymion, ese Mundo Océano imaginario de la estrella 70 Ofiuchi A: “Dicen que en el océano de Mare Infinitus hay una criatura cefalocordada con antenas que alcanza más de cien metros de longitud… se traga buques pesqueros enteros a menos que lo capturen primero.”

La sugerente imagen de una ballena rompiendo en la superficie. (Fuente: Michaël Catanzariti)

El Fitoplancton es uno de los responsables de la presencia de O2 en la atmósfera terrestre, pero no es el único gas que producen. Sara Seager, la experta en biomarcadores exóticos, nos muestra que el fitoplancton produce un biomarcador específico, pues vierte a la atmósfera un compuesto denominado DMS (Sulfuro de Dimetil, C2H6S) detectable por espectroscopía de transmisión. Este compuesto es uno de los principales gases de origen biológico que producen los océanos de la Tierra, siendo uno de los causantes de que la mar tenga ese olor tan característico. Este biomarcador es más difícil de detectar que otros biomarcadores más clásicos, como el oxígeno o el metano, pero a cambio no tiene falsos positivos. Es decir, la única explicación conocida de la detección de DMS en el espectro de un planeta es la existencia de Vida.

Quién sabe. Quizá los océanos de TRAPPIST-1 también huelan como el mar de la Tierra.

Estos pequeños crustáceos son el krill. Se alimentan principalmente de fitoplancton y son una de las fuentes de alimentación principales de las ballenas. (Fuente: Jamie Hall)

Por supuesto, no todo es tan sencillo. El Fitoplancton es muy dependiente de la disponibilidad de minerales en el mar. Necesita nutrientes básicos como nitratos, fosfatos y otros minerales, como el Hierro, que pueden no estar disponibles fácilmente en un Mundo Océano. Hay aspectos difíciles de conciliar en este tipo de planetas océano para que la vida tal como la conocemos prospere, como la posible inexistencia de un ciclo del carbono comparable al de nuestro planeta, o la posible falta de una tectónica de placas, que mantenga un nivel de CO2 atmosférico razonable.

No pierdo mis esperanzas, si algo hemos aprendido en la Tierra es que la Vida "se abre camino" y a menudo encuentra la forma de adaptarse por medios sorprendentes e inesperados.

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