Muchos de vosotros lo hacéis. Salís de noche a mirar la estrellas, identificáis las constelaciones, utilizáis algún telescopio,... A mí en ese momento me invade un sentimiento de extrañeza. Las estrellas de la noche me estremecen.
Fue Giordano Bruno uno de los primeros en caer en la cuenta de un hecho sorprendente: que cada uno de esos pequeños puntos que llamamos estrellas es un Sol como el nuestro y que cerca de ellos puede haber planetas. Le costó la vida defender esas ideas.
La noche estrellada es inquietante, porque las estrellas son algo más que puntitos en el cielo.
Son sitios a los que viajar.
Mucho antes que Colón el hombre puso de manifiesto su sed de viajar: navegantes de Indonesia exploraron en barcas el Pacífico occidental, los egipcios circunnavegaron África, y una gran flota de alta mar de juncos de la dinastía Ming de China atravesó el Océano Índico.
Hoy los astrónomos no saben más de los exoplanetas de lo que en 1500 el cartógrafo Juan de la Cosa conocía del Nuevo Mundo. Pero lo poco conocido nos fascina, porque ya empiezan a adivinarse las rutas de los viajeros del futuro, por las que quizá se expandirá nuestra civilización, al igual que la ruta de la Seda fue recorrida por Marco Polo, o las nuevas rutas de las Especias de los navegantes portugueses, o la ruta precolombina del Spondylus. Serán los nuevos caminos del Inca, las nuevas calzadas romanas,...
A finales del siglo XVI los navegantes (Quirós, Gamboa, Mendaña) buscaban la Terra Incognita Australis que los teóricos aseguraban que debía existir. Finalmente, tras muchos intentos infructuosos, la descubrieron (Australia). Hoy, el santo grial es la Tierra 2.0. La nueva Terra Incognita. El nuevo Nuevo Mundo.
En las últimas décadas, la Humanidad ha lanzado sondas que han logrado viajar a los puntos de luz más cercanos de la noche estrellada, desde Mercurio a Plutón, pasando muy cerca, poniéndose en órbita, o aterrizado en estos nuevos mundos.
Pero aún hay más. En 1995 Michel Mayor y Didier Queloz descubrieron el primer planeta en otra estrella de tipo solar y, desde entonces, en estos 20 años se han descubierto unos 2.000 exoplanetas. Es verdad, como en los mapas de Juan de la Cosa, lo conocido de nuestra cercanía estelar es escaso, fragmentario y está profundamente sesgado, pero ya hemos comenzado...
Carl Sagan expresa lo siguiente en “Un punto azul pálido”:
Fue Giordano Bruno uno de los primeros en caer en la cuenta de un hecho sorprendente: que cada uno de esos pequeños puntos que llamamos estrellas es un Sol como el nuestro y que cerca de ellos puede haber planetas. Le costó la vida defender esas ideas.
La noche estrellada es inquietante, porque las estrellas son algo más que puntitos en el cielo.
Son sitios a los que viajar.
Mucho antes que Colón el hombre puso de manifiesto su sed de viajar: navegantes de Indonesia exploraron en barcas el Pacífico occidental, los egipcios circunnavegaron África, y una gran flota de alta mar de juncos de la dinastía Ming de China atravesó el Océano Índico.
Hoy los astrónomos no saben más de los exoplanetas de lo que en 1500 el cartógrafo Juan de la Cosa conocía del Nuevo Mundo. Pero lo poco conocido nos fascina, porque ya empiezan a adivinarse las rutas de los viajeros del futuro, por las que quizá se expandirá nuestra civilización, al igual que la ruta de la Seda fue recorrida por Marco Polo, o las nuevas rutas de las Especias de los navegantes portugueses, o la ruta precolombina del Spondylus. Serán los nuevos caminos del Inca, las nuevas calzadas romanas,...
El mapa de Juan de la Cosa (Fuente: Wikipedia)
Pero aún hay más. En 1995 Michel Mayor y Didier Queloz descubrieron el primer planeta en otra estrella de tipo solar y, desde entonces, en estos 20 años se han descubierto unos 2.000 exoplanetas. Es verdad, como en los mapas de Juan de la Cosa, lo conocido de nuestra cercanía estelar es escaso, fragmentario y está profundamente sesgado, pero ya hemos comenzado...
Mayor y Queloz en el Observatorio de Ginebra.
“There are 400 billion stars in the Milky Way Galaxy. Of this immense multitude, could it be that our humdrum Sun is the only one with an inhabited planet? Maybe. Maybe the origin of life or intelligence is exceedingly improbable. Or maybe civilizations arise all the time, but wipe themselves out as soon as they are able.”